martes, 19 de julio de 2011

REENCUENTRO



Amalia esperaba impaciente el regreso de sus hijos. Cómo cada vez que se separaba de ellos por tan largo tiempo los había echado mucho de menos, muchísimo…
Sólo pensando en ellos les había escrito una carta que probablemente nunca llegarían a leer, o sí… Había tenido la necesidad de poner por escrito, lo mucho que los quería, lo mucho que los admiraba y lo mucho que confiaba en ellos.


"Queridos hijos:

Hace tiempo que quería escribiros esta carta. Ahora, durante estos días en los que he estado sola y os he echado tanto de menos, lo hago para deciros cuanto os quiero y lo importantes que sois para mi.

Los últimos tiempos no han sido fáciles para ninguno de nosotros. Afrontar la separación de vuestros padres habrá sido y probablemente siga siendo difícil para vosotros pero quiero que sepáis que me siento muy orgullosa de vosotros por cómo habéis reaccionado a esta circunstancia. No deja de ser un momento duro, que ninguno hubiéramos querido pero, a veces, se hacen planes que luego no podemos cumplir por diferentes razones. Es muy importante saber adaptarse a los cambios que la vida nos trae y vosotros lo habéis hecho, lo estáis haciendo, de manera ejemplar. Esto siempre es positivo, nos permite aprender de cada experiencia y sin duda os hará más fuertes y os ayudará en todas las facetas de vuestra vida.

En tu caso hijo mío creo que has sabido situarte en el lugar apropiado y que, a pesar de lo difícil que te pueda resultar esta situación no has perdido de vista tu objetivo personal que es convertirte en un profesional de lo que te gusta, la Arquitectura, y tu esfuerzo se ve reflejado en los resultados que vas obteniendo. ¡Enhorabuena! Eres un chico responsable, trabajador y disciplinado, pero sobre todo eres una buena persona, sensible, cariñoso, amable y respetuoso con los que te rodean. Sigue así y no pierdas nunca esos valores porque son los que te abrirán todas las puertas. Para mí, poder hablar contigo ya casi como con un adulto es una satisfacción y me da mucha tranquilidad poder contar con tu apoyo. No quiero ser una madre pesada, sólo quiero que sepas que me intereso por tus cosas y que puedes contar conmigo siempre

En cuanto a ti querida hija, eres una niña fuerte y luchadora. Eres lista y muy despierta y me sorprendes gratamente día a día. Confié en ti, sigo confiando, y me has demostrado que eres capaz de hacer lo que te propongas aunque las circunstancias te sean adversas. Casi todas las madres, caemos en el error de ver en nuestras hijas nuestra continuación. Y a veces queremos que nuestras hijas sean y hagan lo que a nosotras nos hubiera gustado ser o hacer cuando teníamos su edad. Pero, como te digo, esto es un error y yo también lo he cometido. Pero me he dado cuenta a tiempo y tú me has hecho ver que tú eres tú, que quieres construir tu propia vida y que sólo necesitas que yo esté a tu lado y confíe en ti. Cuenta con ello.

Y ahora me toca a mí. Sabéis que los últimos años no han sido fáciles, la pérdida de un buen trabajo después de tantos años, el reto de adaptarme a uno nuevo, unido a la separación de vuestro padre, son momentos que te hacen estar triste, como ausente…, con pocas ganas de hacer nada, y muchas ganas de llorar. Puedo deciros casi con toda seguridad que lo peor ha pasado. Que vosotros, mis amigos y el resto de mi familia habéis sido el motor que me ha permitido ponerme en marcha cada día. Probablemente vendrán otros momentos de dificultad pero estoy convencida de que podré superarlos y aceptarlos gracias al trabajo intenso de los últimos tiempos. Como vosotros soy fuerte y quiero ofreceros lo mejor de mí.

Los tres hemos construido una nueva forma de vivir en familia, distinta a la anterior, pero que no tiene por qué ser peor. Ahora nuestras circunstancias son distintas, y hacemos las cosas de distinta manera pero podemos divertirnos igualmente y hacer planes interesantes. Sé que cuento con vuestra ayuda y vosotros con la mía. Yo confío en vosotros y me gustaría que vosotros confiarais en mí.
Ya para terminar quiero
daros las gracias por vuestro apoyo, por vuestro saber estar. Estoy muy orgullosa de vosotros, de los dos. Sois los hijos que cualquier madre querría tener y yo me siento muy afortunada. Aunque a veces me enfade, os corrija, os ponga límites, es mi obligación como madre y siempre, siempre lo hago pensando que es lo mejor para vosotros.

Espero y deseo que siempre saquéis algo positivo de vuestras experiencias en la vida y que podamos seguir disfrutando juntos en los días venideros.

Os quiero muchísimo.

Besos… Mamá"

Amalia releyó la carta una y otra vez. Realmente no podía plasmar en aquellas líneas todo lo que sentía por sus hijos, pero esperaba que ellos supieran entenderlo si alguna vez aquella carta caía en sus manos.

A la ilusión y el deseo de volver a encontrarse con ellos se unía el temor… El temor a que no la hubieran echado de menos tanto como ella a ellos. Amalia sabía que habían estado bien, pero temía que aquella nueva experiencia que habían vivido hubiera dejado huella en ellos y que volver a aquella casa, a su casa, no significara tanto como ella esperaba… Amalia se sentía nerviosa, impaciente, como si fuera a presentarse, por primera vez, ante alguien y tuviera que causar una buena impresión. Sentía un nudo en la garganta, el aire no parecía querer llegar a sus pulmones. Intentó relajarse y pensar sólo en la ilusión de volver a verlos. Ella sabía que sus hijos la querían y querían verla feliz. Amalia esperaba ilusionada que el trabajo de aquellos días en ausencia de sus hijos hiciera el efecto deseado.

Oyó ruidos en el rellano, sintió las llaves en la cerradura y salió precipitadamente para recibirlos… Allí estaban, su hijo y su hija, había llegado el momento tan esperado del reencuentro... con ellos, con ella misma. Ellos la miraban con curiosidad no sabiendo muy bien qué se iban a encontrar… De repente sus caras adolescentes se iluminaron y sonrieron, pareció gustarles lo que estaban viendo y se abrazaron a su madre.

Amalia los recibió acogedora, los abrazó, los besó y juntos prepararon la cena de aquella primera noche del reencuentro. Mientras cenaban ella les contó todo lo que había hecho en su ausencia, los planes que tenía… escuchó atentamente todo lo que sus hijos le contaron y rieron y hablaron hasta la madrugada.

Al día siguiente comenzaban sus vacaciones en familia…